CÚANDO HACER LA REVISIÓN OFTALMOLÓGICA EN NIÑOS

CÚANDO HACER LA REVISIÓN OFTALMOLÓGICA EN NIÑOS

Los adultos debemos acudir a la revisión oftalmológica al menos una vez al año para comprobar que no hemos ganado dioptrías o que nuestra visión es la adecuada si no necesitamos lentes. Pero, ¿qué ocurre con los niños? ¿cuándo deben tener su primer control ocular? Te contamos las claves que tienes que tener en cuenta con respecto a la salud visual de los pequeños.

Cuándo se debe realizar la primera revisión oftalmológica en niños

La primera revisión oftalmológica en los niños debe realizarse entre los 3 y 4 años y estos análisis son muy importantes para prevenir futuras complicaciones, ya que la visión que perdemos durante la infancia no puede recuperarse.

De esta manera, podemos establecer controles una vez al año hasta que los pequeños cumplen 8 años y después, una revisión ocular cada dos años hasta llegar a la mayoría de edad. Si seguimos estas frecuencias en sus exámenes de la vista, se pueden realizar diagnósticos precoces para aumentar el resultado de los tratamientos.

Esto se debe a que el desarrollo del sistema visual comienza al nacer y no cesa hasta cumplir los 4 años aproximadamente. A partir de esa edad, la evolución se modera hasta los 9 años en la mayoría de los niños. Por lo tanto estos años son cruciales para detectar defectos en el proceso de maduración, así como prevenir futuras complicaciones que de otra manera podrían ser crónicas.

Al nacer y hasta los dos años, el pediatra es el encargado de los análisis oculares para descartar problemas estructurales en el sistema visual o enfermedades de factor genético. Después, la revisión oftalmológica de niños será llevada a cabo en nuestro centro óptico de confianza.

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¿Qué problemas oculares podemos prevenir?

Durante la infancia, las revisiones se centrarán en buscar defectos de refracción, donde se encuentran las deformaciones más comunes de la visión como son el astigmatismo, la miopía o la hipermetropía. Por lo tanto, se determinará la necesidad de llevar gafas o no.

También se revisa la estructura ocular, tal como el pediatra había realizado al nacer el niño y durante los primeros años de vida. De esta manera se comprueba que no haya síntomas para complicaciones más serias o afecciones más graves, como el estrabismo, la catarata congénita u opacidades corneales.

Detectar cualquier problema visual también ayudará a que la maduración de la vista no sufra retrasos y cause otras complicaciones como el ojo vago (ambliopía).

La ayuda en casa también es un factor importante, ya que la simple observación puede ser crucial para acelerar la visita al oftalmólogo. Por ejemplo, muchos niños con problemas de vista son malos estudiantes porque realizan el doble de esfuerzo o no ven la pizarra. Así como los dolores de cabeza al ver la televisión, si se pegan mucho al libro cuando leen o si tienen dificultad al calcular distancias.

Nuestra observación, así como realizar una revisión oftalmológica a los niños de manera periódica, nos ayudará a determinar el correcto funcionamiento de la vista en nuestros hijos y otras complicaciones que, de no ser detectadas durante la infancia, pueden complicarse en la adolescencia o madurez.

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