VISTA CANSADA O PRESBICIA: QUÉ ES Y CUÁLES SON SUS PRINCIPALES SÍNTOMAS

VISTA CANSADA O PRESBICIA: QUÉ ES Y CUÁLES SON SUS PRINCIPALES SÍNTOMAS

A partir de los 40-45 años es normal comenzar a experimentar síntomas de presbicia o vista cansada. A los 50 años de edad, más de la mitad de la población presenta presbicia en mayor o menor grado e, incluso, hay quienes comienzan con esta sintomatología al rondar la treintena, como consecuencia del uso continuado de dispositivos móviles como ordenadores y tablets.

La presbicia es una consecuencia natural del paso de los años más que una enfermedad. Al margen de cómo consideremos la presbicia, existen soluciones que vamos a ver a continuación.

¿Qué es la presbicia o vista cansada?

Es una consecuencia del paso de los años, que hacen que la superficie transparente que cubre el cristalino se vaya engrosando. Al suceder esto, el cristalino empieza a experimentar dificultades para enfocar correctamente de cerca y para cambiar de repente el enfoque de próximo a lejano o viceversa porque la zona del ojo que debe curvar más o menos se va volviendo rígida.

El resultado es que empezamos a no poder leer bien de cerca textos con letras pequeñas y sentimos como si el ojo necesitara un segundo o dos para enfocar bien al cambiar las distancias.

A la presbicia se la conoce como la enfermedad de los brazos largos porque nos obliga a alejar objetos y textos para poder verlos con nitidez. El problema radica en que tal vez no leamos correctamente los textos con letra pequeña, en especial si ya sufrimos algún problema de visión adicional como la miopía.

Diferencia entre la vista cansada y la fatiga visual

Presbicia y vista cansada son lo mismo, aunque el término más familiar (vista cansada) induce a creencias erróneas sobre qué es presbicia. En concreto, mucha gente joven confunde presbicia con fatiga visual.

La fatiga visual puede aparecer a cualquier edad, aunque con los años se presenta ante menores excesos. Estos excesos visuales son debidos a mantener la vista fija durante muchas horas en ordenadores, libros o cualquier cosa de pequeño tamaño que requiera un enfoque cercano y preciso. Las luces muy intensas o, por el contrario, la lectura con una mala iluminación también con causa de fatiga visual.

La fatiga visual produce sensación de incomodidad en los ojos, a veces con lagrimeo, y casi siempre se acompaña de cefalea. También puede pasar que se nos nuble un poco la visión cuando tenemos la vista fatigada y, al estar leyendo y ver borroso pensamos “debo tener presbicia”.

Si tras descansar la vista o dormir pasas a enfocar otra vez perfectamente de cerca, has sufrido un episodio de fatiga visual. Si te sucede a menudo, para tu tranquilidad puedes acudir a un oftalmólogo o a una óptica para que te confirmen o desmientan tus sospechas. Pero la presbicia no se padece a ratos, lo que no quita que se pueda tener presbicia y también sufrir fatiga visual transitoria a la vez.

Síntomas de la vista cansada

El principal síntoma de presbicia es la visión borrosa de cerca.

Otro síntoma menos claro es la dificultad para adaptarse a los cambios de enfoque, ese segundo o dos segundos que necesitan los ojos para enfocar bien cuando antes el cambio era inmediato.

Por último, hay personas que acuden al oftalmólogo por cefaleas recurrentes y descubren que tienen principios de presbicia. Estas personas no han notado los problemas para ver con nitidez en las distancias cortas porque la vista cansada puede aparecer en pocos años o ir gestándose de manera tan lenta que uno no se percata hasta que no alcanza cierto grado.

¿Cómo corregir la presbicia?

Teniendo claro cómo se manifiesta la presbicia y qué es, acudimos antes a revisarnos la vista y detectamos la presbicia en estadios iniciales. En estos casos, la corrección de la presbicia es sintomática y pasar por usar unas finas lentes en montura o en forma de lentillas para leer y cuando realicemos actividades que requieran enfocar la vista de cerca un rato (bordar, pintar miniaturas, etcétera). En el caso de ya usar lentes para corregir otro problema de visión, la opción más cómoda son las lentes progresivas, a las que no todo el mundo se adapta, o las multifocales.

Cuando los años pasan y la presbicia avanza ya nos podemos plantear si vamos aumentando la graduación de nuestras lentes o nos sometemos a una cirugía correctora. Esta operación quirúrgica no tiene sentido en las etapas iniciales de la presbicia, pues apenas hay nada que corregir.

La cirugía se realiza con láser o bien sustituyendo el cristalino por una lente especial. En este último caso se puede llegar a prevenir futuras cataratas, aunque con la cirugía por láser también es posible resolver problemas de miopía. Consulta a tu oftalmólogo todas las opciones y qué considera más indicado para ti en concreto.

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